A veces es un personaje, o un tema, o una frase escuchada en la calle, en la televisión… A veces es una mirada… unos ojos tristes, frágiles que te miran avergonzados… como los ojos de Luisa… Esa mirada fue el origen de “NO ME HAGAS DAÑO”… La gente quiere ir al teatro para reír, para olvidar… Sí, pero también quieren ir al teatro para emocionarse, para reconocerse, para gritar, para dar voz a los personajes como Luisa… Esos espectadores, entonces, pueden transformarse en una marea imparable, que se extienda por todos los rincones, y que quizá devuelva la risa, la energía y la esperanza, a esas mujeres maltratadas, para que sientan que no están solas…
Luisa es un personaje imaginado, creado por un autor de teatro y está ahí, para contarnos su historia llena de dolor, de angustia y también de esperanza. Pero, sobre todo, Luisa existe para que no nos olvidemos de las otras Luisas, las reales…