Plaza del Salvador
Breadcrumb
Breadcrumbs
Titular Voy a pasármelo bien Plaza del Salvador
Plaza del Salvador
Texto Voy a pasármelo bien - Plaza del Salvador
‘Abrázame fuerte, ven corriendo a mí
Déjame que te diga otra vez que te quiero
Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero’
Una declaración que se repite al son de la canción Te quiero, incluida en el segundo álbum de estudio de Hombres G, el trabajo que consolidó la fama del grupo en España y lo catapultó al éxito en América Latina.
Es 1989. Un jovencísimo David acaba de conocer a Layla y tiene claro que lo que siente por la chica es algo más que amistad. En la plaza del Salvador grita a pleno pulmón y baila al ritmo de la música de su grupo favorito mientras declara sus sentimientos con un tajante ‘y no hago otra cosa que pensar en ti’.
La plaza del Salvador es escenario de uno de los cuatro números musicales de la película. Céntrica, peatonal y de ambiente pausado, esta placita recibe su nombre de la iglesia en la que fue bautizado el patrón de nuestra ciudad, San Pedro Regalado, en 1390. Es a quien representa la estatua que puede verse de fondo durante la coreografía.
La pila bautismal, de hecho, aún se conserva en el templo. Pese a ser una amalgama de estilos -desde el gótico al renacentista o el barroco, fruto de las actualizaciones acometidas desde su origen, en el siglo XV, y hasta el siglo XVIII-, el templo resulta un conjunto armónico que limita la mayor parte de la plaza. Dentro de él puede encontrarse una joya artística del flamenco del XVI: un excepcional tríptico atribuido al conocido como ‘Maestro del tríptico Morrison’, una leyenda del arte en Países Bajos.
La iglesia del Salvador custodia, además, uno de los espacios más curiosos y misteriosos de nuestra ciudad. La misma capilla que exhibe el retablo flamenco da acceso al subsuelo del templo donde se conserva un osario. Este espacio, normalmente cerrado a las visitas, puede verse gracias a la ruta arqueológica que organiza cada sábado la Oficina de Turismo de Valladolid.
El otro templo que delimita la plaza es la Iglesia de las Esclavas del Sagrado Corazón, abierta 24 horas los 365 días del año en un ejercicio de adoración perpetua: siempre hay al menos una persona rezando en su interior.
La plaza del Salvador se encuentra rodeada de calles llenas de encanto, de marcado carácter comercial y social y con el sosiego propio de las zonas peatonales. Desde la propia plaza puede atisbarse el cruce con la calle de Teresa Gil y la Iglesia de San Felipe Neri, otro de los escenarios de la película. Sin salir de la plaza del Salvador también se puede ver la entrada al Pasaje Gutiérrez: entra en su interior y siéntete en el siglo XIX. Construida a imagen de las galerías comerciales parisinas de aquella época, conserva intenta su esencia burguesa.